jueves, 13 de marzo de 2014

Restauración: Hágalo usted mismo.

Cuando comencé no tenía ni remotamente un vehículo de de fábrica o de cinco estrellas. Mi primera bicicleta fue una de Águila Plateada de Benotto (la rila más tradicional en México, la usan desde panaderos, lecheros y en su tiempo carteros) y no, no era nueva-de hecho era todo lo contrario a nueva- y pensé “qué difícil puede ser restaurar una” gran error.
Desarmarla no fue gran problema cualquiera que tenga noción de cuales herramientas usar para cada parte sabría desarmar una. Eso pensaba hasta encontrar la gran cantidad de piezas especializadas.
Ya desarmado me dispuse a quitarle la pintura con un ácido en gel (que quemaba como si fuera fuego cuando te caía en las manos). Fue bastante fácil y después quitarle el óxido con otro líquido y una lija para metal. Cansado pero con unos resultados espectaculares.
Después limpiar la cadena utilicé gasolina blanca, desengrasé con el mismo líquido (gran error). Cambié llantas (tienes que checar a lado de la llanta para ver de cuales usa tu bicla) y compré las piezas que necesitaba ser cambiadas (en San Pablo está todo barato).
Después la pinté de rojo buscando unos resultados como de museo… los cuales no logré porque la pintura era de muy mala calidad y no compré un esmalte. Para no hacer muy cansado esto: me quedó horrible y por mi falta de experiencia en esos años no podría montarla y salir a rodar.
Tragándome el orgullo (muy sano hacerlo) fui a un taller de los viejitos que son los más baratos, buenos y para el tipo de rila era lo ideal.  Después de unas sesiones con el mecánico la bicicleta quedó muy bien y comencé mi arduo camino a aprender a andar en ella pero ya sería en otra entrada.
Creo que no recomendaría seguir el camino de dolor que tomé, pero me ayudó a conocer piezas, materiales y mis primeros guiños con la mecánica. Pero elije el tuyo y dime como te fue.

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